El cultivo de la vid se inició en La Palma con los primeros repartimientos de tierras y aguas auspiciados por la Corona de Castilla. Las más ricas cortes europeas de los siglos XVI y XVII sirvieron en sus mesas vinos canarios que pronto adquirieron fama y prestigio debido a los viajeros, marinos, piratas, colonos, comerciantes y aventureros que recalaban en sus puertos. Entre ellos debemos destacar los malvasías , los cuales favorecieron la exportación de estos hacia los puertos principales de Europa, América y África.
Parece lógico pensar que estas vides tuvieron que ser introducidas en La Palma en los primeros años del siglo XVI por algún colono, posiblemente catalán.
Tras la crisis de los vinos canarios en el año de su mayor declive (1848), este cultivo se vio afectado por las enfermedades del oidio y el mildiu. Durante el siglo XX el crecimiento del cultivo de la viña en la isla es continuado hasta los años 50, cuando se sustituye este cultivo por el de las plataneras, resurgiendo con fuerza la creación en 1994 de la Denominación de Origen Vinos de La Palma. Dada la especial topografía de la isla, los viñedos se encuentran en laderas con pendientes pronunciadas, entre los 200 y 1400 m . de altitud, en las que se han construido paredes de piedra seca. Actualmente se cultivan unas 1.627 aproximadamente.
Las variedades vitivinícolas de La Palma se encuentran diferenciadas según las zonas de:
*Hoyo de Mazo: los vinos típicos son los tintos y blancos.
*Fuencaliente: los vinos en su mayor parte son blancos, secos y dulces, destacando la elaboración de las malvasías.
*Zona norte: donde destacan los "vinos de tea", tinto y rosado, una verdadera joya enológica caracterizada por el sabor a resina que obtiene tras su fermentación en barricas de madera de tea (extraída del pino canario).
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